¡Más madera!

martes, 22 de marzo de 2011

CANTO DE ESPERANZA* (savia nueva y aniversarios)

Hace tiempo que no os comento nada nuevo y os aseguro que no ha sido por voluntad propia, ¡qué días! Entrevistas, conciertos… ya os contaré más detenidamente.
Tony (Dünedain)
Precisamente uno de estos conciertos a los que he asistido últimamente me ha dado una pequeña respuesta, o un rayo de esperanza más bien, sobre uno de los temas sobre los que ya he hablado aquí. Me refiero a la falta de relevo en la cima del rock y el metal.
Parece que al final las cosas caen por su peso, que llegan cuando tienen que llegar, aunque sea tarde. Como ya hemos dicho unas cuantas veces el rock no va a morir por mucha crisis que haya o deje de haber.
Primero fueron Wild abriendo para Lujuria y más tarde dos bandas que han unido sus fuerzas en una gira que esperemos tener que recordar en un futuro entre esas cosas que tenemos en el cajón de “yo estuve allí”, Dünedain y Zenobia, quienes me han hecho ver que la lucha no se termina con la caída de los combatientes más veteranos.
Aunque en realidad quienes me han hecho verlo ha sido el público que llenó sus actuaciones y que está respaldando su trabajo, su esfuerzo; porque sabía que estaban ahí, ellos y tantos otros, pero no esperaba ver a tanta gente dejándose la piel ante el escenario, cantando sus canciones y haciendo que se vuelva a respirar la admiración por quienes decidieron un día dejarse la vida entre cuerdas de acero. (Hombre de poca fe…)
Hablo de sus actuaciones en Madrid como termómetro de lo que debe o debería ser en todo el país, como también hablaba del fuerte caminar de Calibre Zero que ya se abren paso en tierras latinoamericanas, de Steel Horse que siguen la estela de los antes mencionados y no sigo dando nombres porque al final me dejaría alguno y no quiero.
Ayer escuchaba el nuevo trabajo de Manuel Seoane y sus Burning Kingdom y me sigo reafirmando en que la calidad está ahí, qué discazo, hardrock puro, de todas las vertientes, una pasada que espera ya el reconocimiento de los únicos que importan, los que sudan en los conciertos, y que ya empieza a buscar su camino por suelo europeo. No deberíamos permitir que otros se den cuenta antes de lo que nosotros tenemos en casa.

Nuevo disco de Wild
Me alegra. El heavy/metal y el rock siguen haciendo hervir la sangre de jóvenes y no tan jóvenes, porque lo mejor de todo es que mientras yo estaba en estos conciertos desde otras salas me cuentan otros llenazos de otras tantas nuevas bandas, el mismo día y en la misma ciudad… la calle sigue ardiendo y sigue siendo nuestra.
No se si será una estrella fugaz, si los caminos de estas nuevas bandas tendrán que detenerse en el futuro por las múltiples causas que han acabado con otras prometedoras carreras, si llegarán o no a estar en lo más alto de los más multitudinarios eventos, pero por ahora vamos a disfrutarlo como solo nosotros sabemos.


Pero no por eso vamos a olvidar a esos veteranos y si hace unos días rendía homenaje a Lujuria por sus veinte años no podía ser menos celebrado el también vigésimo aniversario de dos bandas importantísimas en nuestro rock.

Primero Sínkope, la banda extremeña cuyo único pecado ha sido no poder estar en el momento adecuado y en el sitio adecuado, porque por delante han tenido siempre a Extremoduro y a Marea marcando el paso. Desde que los descubrí las letras de Vito, su particular estilo de escribir y llevarlo a la música, me cautivó tanto o más que la obra de Kutxi, Robe y compañía. Pero siempre han estado ahí, con el intermitente puesto, preparados para adelantar en una carretera que solo tiene un carril. Desde luego que han logrado reconocimiento, no hay más que ver cada una de sus actuaciones y la fidelidad de su gente, porque casi ni Vito se sabe tan bien sus letras como se las sabe su público. Han crecido, mejorado, evolucionado, superado barreras y ahí siguen, sin descanso.
Por otros veinte años más.

El segundo cumpleaños que tenemos que celebrar es el de los Porretas. Quién no ha coreado alguno de sus numerosos himnos. Los de Hortaleza han sido el mejor ejemplo de rock urbano, de rock de barrio, cercano, potente, divertido, crudo, directo… que ha tenido mi generación, los que crecimos con el recuerdo lejano de Leño y en pleno auge de Barricada.
Otro ejemplo de superación, de carácter, de personalidad, porque no hay quien no distinga a los Porretas cunado suena una canción suya. Si se piensa en una escena de jolgorio rockero empinando el codo y alzando copas al viento, lo que suena de fondo es una canción de los Porretas en el noventa por ciento de los casos. Que sean treinta, cuarenta y los que haga falta.
Ambos sabrán celebrarlo como se merece.

Esperemos que tengamos que celebrar los aniversarios de Wild, de Dünedain, de Zenobia y de todos los demás con palabras parecidas y que en ese momento también tengamos que hablar de una nueva generación de rockeros que sigan haciendo arder la calle.
____________________________________________________
*Canción del Nuevo Mester de Juglaría versionada por Lujuria en ‘…Y La Yesca Arderá’, 2006.

No hay comentarios:

Publicar un comentario