¡Más madera!

martes, 22 de febrero de 2011

HAN MATADO EL ROCK'N ROLL*



(Cada vez que lo iba releyendo pensaba “lo pongo, no lo pongo”, la última vez he pensado “qué coño”, así que aviso que os viene una ida de pinza encima que pa’qué)

¿El rock ha muerto? (qué harto estoy de esta frase) No, claro que no, el rock no puede morir, porque nació muerto, es una de sus características básicas. En su nacimiento murió y resucitó al tercer día… lo que hemos estado admirando durante más de medio siglo es su espíritu y sus ocasionales corporeidades. Eso es lo que estamos matando hoy.

Me dan igual los efectos de la piratería, siempre la ha habido, aunque fuera a un nivel infinitamente menor, lo que me preocupa es que las diferentes iniciativas que se han tomado para paliar sus efectos sean precisamente lo que acabe con la música.
Si primero fueron las compañías las que para cubrir los gastos de sus pequeñas inversiones pusieron los precios de los discos en cotas que lo único que hacían era animar a buscar la copia pirata o la descarga directa; si más tarde la puta SGAE ha querido meternos a todos en el mismo saco en el que están los ladrones de la cultura (se cree el ladrón que todos son de su condición) con el dichoso canon y más recientemente con la ley Sinde, que todavía nos la tenemos que estudiar; ahora me he encontrado con el tema de los estudios.

Puede parecer algo anecdótico, pero me resulta curioso. Hace pocos días tuve oportunidad de entrevistar a dos grupos de reciente creación, ambos madrileños y, cada uno de un estilo diferente, con calidad para tirarte de espaldas. En fin, las dos bandas se habían ido a grabar sus respectivas óperas primas al extranjero, algo que vistas las producciones que se hacen aquí había dejado de ser algo espectacular, pero las dos habían elegido llevar su trabajo a los Estados Unidos y el resultado era fantástico.
A la pregunta de porqué decidieron salir fuera ambas bandas respondieron lo mismo: “por lo que nos pedían aquí los estudios, te pagas el billete y te vas a Los Ángeles a hacer tu disco”. Me pareció increíble.

Es cierto que en Estados Unidos, con todo lo que esas dos palabras implican, hay mucha más demanda, mucha más oferta, mayor cantidad de estudios y eso hace que todo se estandarice y se haga más rentable, ofreciendo además el toque especial de una cultura rockera de raíz, pero ¿cómo es posible que ahora sean los responsables de los estudios los que cometan el mismo error que comentábamos antes?
La industria y el propio público siguen clavando sus clavos en la tapa del ataúd del rock.

Es curioso que todo esto pase cuando esta generación lo único que ha hecho es seguir los consejos de la anterior. Recuerdo a infinidad de estrellas de los ochenta diciendo a los jóvenes que la droga más fuerte que habían probado era la música, que en vez de dedicarse a drogarse formaran una banda… Pues bien, aunque no se hayan dejado muy lejos, estamos ante una generación de músicos para la que el tema drogas no es un eslabón más de la cadena; todo el mundo hizo caso y ahora no se puede dar un paso sin que alguien te diga “tengo una banda”, bien, ¿y ahora qué?

Por mi experiencia, eso lo único que ha traído es que los conciertos se llenen de estatuas que lo único que hacen es analizar al artista que tienen delante, pensando “yo lo hago mejor, porqué ese está ahí arriba y yo no”. Se ha perdido la admiración por el músico de las divisiones inferiores, antes tenías un grupo, tocabas en un bar y por una noche te podías creer David Coverdale. Ahora tienes suerte si encuentras una sala en la que puedas tocar, más suerte si tus colegas asisten al concierto y no están hartos de verte, y mucha más si alguien se anima a prestarte sus oídos unos minutos.
Eso sí, cuando vienen Metallica, Kiss, etc., nos volvemos locos por estar a cien metros (con suerte) del escenario aunque nos sepamos la actuación de memoria.

El gran Howard Stern
No me olvido tampoco de quienes nos dedicamos a contar en revistas, radios o webs el acontecer rockero. Aquí Internet también ha jugado otro papel determinante, ya que hoy cualquiera se hace con un dominio que acabe en nosequeRock, o nosequeMetal y ya se cree el nuevo Howard Stern. No digo que esté mal (soy el primero que lo está haciendo), al contrario, cuantos más seamos los que difundamos el mensaje rockero mejor, lo que no me gusta es que lo mismo que comentaba con el “cualquiera tiene una banda” pase a “cualquiera tiene una web” y se traduzca en otras tantas estatuas en los conciertos que se creen que están por encima del bien y del mal. Si a esto sumamos los diferentes criterios que se tienen para sacar a las bandas en los medios, y el efecto que esto provoca entre los más modestos, suma y sigue clavando clavos al ataúd. Cuánta humildad nos hace falta…

Aquí todos somos rockeros, heavys o lo que quieras y hasta que la hermandad no supere a las miradas por encima del hombro seguiremos cada uno en su cripta, como dicen los jóvenes, tejiendo una manta en forma de banda, web, blog, fanzine, etc. con la que cubrirnos cuando haga frío.
¿Y los festivales tochos…? Mejor dejarlo aquí…

La tapa del ataúd solo se levantará si empujamos todos con fuerza, porque el único clavo que debería haber es el que nos ponen los grandes medios generalistas, los que realmente quieren hacer creer que el rock ha muerto, los mismos que lo idolatran cuando se vuelve a poner de moda… y ese clavo nosotros lo partimos con la p...

(se queda uno... mejor)

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* Canción de Los Suaves, 'Adiós, Adiós', 2009


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