¡Más madera!

martes, 19 de abril de 2011

FUE BUENA IDEA QUEDARME EN MADRID

Pues sí, lo digo porque después de dos semanas dedicadas en cuerpo y alma al rock’n roll se me pasó por la cabeza irme una temporada a enclaustrarme en un monasterio, que no fuera el de Silos, que ahí también cantan. Pero tenía una cita pendiente el sábado y para el viernes “recibí la invitación de los colegas pa’volar”. Cómo rechazar ver a La Fuga en Madrid, a esta nueva fuga que me llevó de sorpresa en sorpresa incluso antes de entrar en La Riviera.
La primera sorpresa no fue agradable, al llegar el río de gente que me esperaba a las puertas del recinto solo eran pequeños grupos de gente sentados a la orilla del río, la fecha en la que estábamos no se me había pasado por la mente y parecía que el principio de las vacaciones de semana “santa” iba a hacer mella en la afluencia de público que todos esperábamos para un grupo que en la capital ya había roto el complejo de llenar un pabellón como el Palacio de los Deportes. Pero esa ya es otra historia. Entramos y el aspecto del local no era demasiado alentador, algo que trato de explicarme con el motivo de que un tiempo excesivo dentro de cualquier sala madrileña se traduce en un palo al bolsillo demasiado serio, y en este caso apurar unas cervezas en la puerta es hasta recomendable.

La asistencia fue mejorando mientras se acercaba el inicio del concierto y si algo no ha cambiado es el heterogéneo público del grupo, que sigue reuniendo a rockeros de pura cepa y otras tribus menos urbanas que saben que bajo el nombre La Fuga la diversión está asegurada.
A partir de aquí todo fueron parabienes. Desde el principio esto ha cambiado, el carácter es diferente hasta para empezar el concierto, aquello de “desde Reinosa…” ha desaparecido a favor de una intro new age, al uso de tantos grupos, y un inicio directo a la yugular con el tema que abre el disco que venían a defender, “Gripado Corazón”. Segunda sorpresa positiva, en una sala en la que nadie suena bien, o casi nadie, tiraron por la calle de en medio, todo a tope, y desde el primer acorde todos hicimos ademán de recibir un fuerte golpe en la cabeza, como así fue cada guitarrazo.
Dejaré de enumerar sorpresas, principalmente porque la siguiente no lo era tanto. La Fuga vino a confirmar una ley del grupo desde sus inicios: sus directos se meriendan a sus discos. Si ‘Raíces’ te provocó un fuerte contraste entre la faceta más cañera de sus temas y la voz tan limpia de Pedro, que requirió un par de escuchas para situarla bien, el directo… el directo es rock’n roll desde un extremo al otro del escenario.
La profesionalidad salió de las cabezas de los cuatro miembros del grupo para levantar una noche difícil y lo hicieron con tres certeros disparos, “Buscando En La Basura”, “Majareta” (va a ser imposible que Pedro encuentre palabras para introducir alguno de estos temas que no nos recuerden a nadie) y “El Manual”, nunca mejor dicho, de manual. Fueron a degüello. A reventar desde el inicio.

Las viejas canciones sonaron con un peso tremendo, llegando a que algún inicio fuera difícil de reconocer por la caña que especialmente la guitarra de Nando ha decidido imprimir. Si Pedro se desenvuelve bien en escena, a sus dos lados tiene el goce personificado de dos formas diferentes. Nando quiere más, más caña, más rock, más rabia, en cada solo lo demuestra, en cada nuevo arreglo que le ha metido a los temas. Raúl, a cuyo bajo tanto debe este refresco sonoro, es un cometa que recorre cada centímetro del escenario regalando una sonrisa, aplastando con sus cinco cuerdas y haciendo que parezca que se pasa todo el concierto tocando el “Master of Puppets”. Una máquina. ¿Edu? Edu a lo suyo tras los parches, que suficiente tiene con sustentar todo el peso que ahora nos están lanzando a golpe de baqueta.

“Sola” nos devolvía a las nuevas “raíces” con intensidad y un filo que no encontrarás en el plástico. Pero si hablamos de raíces “Pedazo de Morón” no lo puede ser más en este grupo. Posiblemente el contraste con el tema anterior fuera acusado, pero para poner a la gente a bailar no hay otro como este. Seguían con apuestas seguras, parecía que cualquier tema podía ser un cierre de concierto, si no fuera porque La Fuga tiene ese puesto reservado desde hace mucho tiempo a un tema muy claro. Siguieron “Sueños de Papel” y “Miguel”, lo dicho, la peña disfrutando y cantando como locos, el número de público había ido subiendo y temas como estos hacían que todo se multiplicara un par de veces.
Se preparaban las guitarras acústicas. Pedro nos hace un breve comentario sobre la intensa etapa que se ha reflejado en ‘Raíces’ y como ejemplo nos traen “Espinas de Cristal” que no podría decirse que empezó un set acústico, ya que esta nueva balada se enfrentó a la más clásica de su repertorio, “La Balada Del Despertador”… pero este despertador ya no es el mismo. Nando recuperaba para los temas antiguos la Strato y para la ocasión le metió unas líneas eléctricas al tema que lo pusieron patas arriba. Los puristas pensarían “qué barbaridad de sonido”… y pensándolo bien los menos puristas ¡pensamos lo mismo! Pero para bien. Un nuevo color que se agradeció.

Pedro se acerca a las primeras filas con sonrisa picarona, Nando recupera la Les Paul a la que suma lo que Peter Griffin llamaría “ese aparato que hace whahuwhau” (capítulo de Padre de Familia con colaboración de Peter Frampton) y otros llaman talk box. Y literalmente nos cae encima el single “Ganas” convertido en un ataque de bombarderos. Este tema sí que supo hacer buen uso del atronador sonido que nos estaban ofreciendo y las propias ganas que comentábamos por parte de Nando se tradujeron en una locura de solo a la americana, dando vueltas, tirándose por el suelo, con un sabor a rock sucio (en el mejor de los sentidos) y árido al que se sumó más tarde el resto del grupo con un momento instrumental “guiri” para hacer a todo el público gritar al unísono. Los veloces dedos de Nando han estado demasiado tiempo a la sombra y en cada oportunidad se ve que quiere decir “aquí estoy yo”. Todo esto se enlazó con “Las Olas” y otra pareja de infalibles como “Trampas Al Sol” y “Baja Por Diversión”.

Se me olvidaba comentar algo del heterogéneo público “fuguero”. A mí me parece bien, cuantos más se acerquen al rock mejor, pero se nota mucho quién y cuántos son rockeros y quién y cuántos no. La falta de respeto a los temas acústicos, que los rockeros paladeamos en silencio para los no rockeros son canciones más habituales y se dedicaron a charlar alegremente en un momento tan sentido. Y durante el tema instrumental… la entrega de garganta no es la misma ni por asomo. Pero todo tiene solución y penitencia con un par de conciertos más.
Pedro -Eyeliner- nos comenta la participación en el disco de esas raíces que han sido (para todos) Los Suaves y Barricada y nos cae el tema que debía hacer lo que dice su título, precisamente cayendo el concierto en Madrid en viernes (¿casualidad?) y “Arde el Viernes” prendió la mecha para sacar hasta al más parado de su rincón (¡Fuego!).
El final se iba acercando y el disco nuevo ya había dicho todo lo que tenía que decir. Si hasta ahora habíamos disfrutado de clásicos del grupo lo que nos quedaba por delante era de traca. Primero una de las que más sentimiento encierran “Por Verte Sonreír” que se veía también endurecida y electrificada hasta el límite, después otra ineludible (son tantas…) como “En Vela” y cuando creíamos que el tobogán nos llevaba al inexorable final, una que no me esperaba (no se porqué) “Heroína”, introducida con las palmas que lleva su espíritu original. Qué pedazo de canción. Y antes de dejarnos solos para reflexionar sobre un concierto sin descanso alguno no podía faltar “Pa’Volar”. Si hubo quien se daba por contento sería por algo, pero sabíamos que algo quedaba dentro del cargador.

Cambio de imagen sobre todo del frontman, que pasa de la elegante estética yankee a la más propia de esas “raíces” y como al Quijote nos atacan “Los Molinos” y dentro de estos ‘Asuntos Pendientes’ (no lo habíamos echado de menos con tanto clásico que disfrutar) seguía habiendo tiempo para armar “Jaleo”. Solucionados los asuntos pendientes (¿cómo es posible que no echáramos en falta el disco más reciente? Sigo pensándolo) las casi dos horas de concierto (¿será por eso? Casi dos horas de concierto y ningún tema de ese disco y seguro que alguien echó de menos algún otro anterior…) se cerraban como tiene que ser, con la guitarra de Pedro arrancando los dos sencillos acordes que nos meten de lleno en “P’aquí, p’allá” con dos explosiones de confeti que alteraron todavía más si cabe el final de un concierto labrado a pulso por los cuatro músicos que teníamos delante.

Solo me ha quedado una duda, saber si en una fecha menos conflictiva hubiéramos sido más los que nos dejamos el sudor en el suelo de aquella sala, aunque después de ver el camino que La Fuga ha decidido tomar, lo tengo bastante claro, la verdad. Hace poco se lo pregunté a ellos mismos ¿se aleja La Fuga del rock urbano? (¿vamos del kalimotxo al whisky? Me faltó). No creo que haya que esperar mucho tiempo para ver que la respuesta es un sí del tamaño de una catedral.

(La noche se alargó un poquito más, pero esa es otra historia...)

2 comentarios:

  1. Tambien sono No solo respirar del disco Asuntos Pendientes!
    Madrid ardió el viernes ;)

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  2. Se me han puesto los pelitos de punta al recordar todos los momentos!
    Estupendísima crónica :)

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